sábado, 14 de noviembre de 2015

Lázaro Cárdenas Y la Educación Socialista

Lázaro Cárdenas del Rio y La Educación Socialista.

Gobernó México como Presidente de la República del 1 de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940. El sexenio cardenista marcó en gran medida el desarrollo del México contemporáneo.

Cárdenas se propuso disminuir los desequilibrios y las distancias existentes entre los diversos sectores sociales a través de nuevas y mejores instituciones. Entre las que funcionaron durante el cardenismo destaca la educación socialista.

 La reforma educativa respectiva requirió de la modificación del artículo tercero constitucional, cuyo texto quedó así: Artículo 3o.- La educación que imparta el Estado será socialista y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.

Así, según este mandato los alumnos de las escuelas socialistas serían educados con base en los dictados de las ciencias, tanto en el campo de la naturaleza como en el de la sociedad; las explicaciones que se dieran dentro y fuera de las aulas estarían alejadas de los dogmas y los misterios propios de la educación religiosa, con lo cual se daba continuidad a la lucha del Estado liberal mexicano por secularizar el poder.

Lázaro Cárdenas confiaba en que la escuela socialista sería un instrumento de reforma social que iría más allá del cambio pedagógico y académico: una nueva escuela que favorecería una gran reestructuración económica, social e ideológica del pueblo mexicano, como consecuencia de la capacitación intelectual, técnica-práctica y moral de los niños y los trabajadores.

 La misión del maestro no ha de concentrarse en el recinto de la escuela. Su misión en el orden social exige su colaboración para el cumplimiento integral del programa de la Revolución. El maestro rural es un guía del campesino y del niño y debe interesarse por el mejoramiento de los pueblos. El maestro ha de auxiliar al campesino en su lucha por la tierra y al obrero en la obtención de los salarios que fija la ley para cada región.

La nueva escuela socialista y la enseñanza que en ella impartirían los maestros, especialmente los rurales que no eran profesores de carrera sino empíricos, habría de incluir desde la alfabetización y la castellanización de niños y adultos hasta la enseñanza de modernas formas de organizaciones productivas-cooperativas, pasando por el aprendizaje de nuevas técnicas de trabajo agrícola que permitieran a los campesinos y a sus hijos organizarse mejor y optimizar sus actividades productivas.

En el campo se enseñaría a los niños a cultivar colectivamente la parcela escolar, atender a los animales en los corrales lo mismo que a las plantas y los árboles de los huertos construidos como anexos escolares y, lo más importante, se les enseñaría a asumir una responsabilidad conjunta como parte de un grupo en que los intereses individuales quedarían subordinados a los intereses colectivos; tanto en el campo como en la ciudad, el grupo, no el individuo, tomaría las decisiones y marcaría el rumbo de las actividades escolares.

 En las regiones donde había ya industrias y trabajo de obreros asalariados, los profesores orientarían a éstos para hacer efectivos los derechos laborales garantizados por el artículo 123 de la Constitución General de 1917 y por la Ley Federal del Trabajo de 1931.[1]

La pedagogía del socialismo en México fue recibida con agrado por muchos, ya que empeñaba la necesidad de educar a un pueblo que carecía de cultura. Empezando con la alfabetización en el proletariado; brindándoles mayores servicios a los hijos de trabajadores y campesinos. Las famosas Misiones Culturales seguirían estando en pie, ahora con una mayor determinación de llevar la educación a pueblos campesinos, comunidades indígenas, etc.
Se buscaba desarrollar una responsabilidad moral en el maestro rural, permitiéndole fomentar la educación y la integración del país en los niños campesinos. Mostrando que los campesinos merecían mejores condiciones, por lo tanto se capacitaron maestros para impartir clases en las zonas rurales.
En el socialismo se trató de reconstruir el pensamiento nacional, mismo que se desmoronó durante la guerra civil de principios de siglo. El sentimiento por la nación emanado por el Estado, tuvo sus cimientos en dicha ideología. Buscar nuevamente la unificación social fue una tarea a la que se le apostó mediante la formación en las aulas. Aclarando que el enfoque de análisis educativo no tomaría los referentes históricos de los héroes de la independencia y la revolución. Al contrario se trataría de unir a la causa a aquellos subalternos que participaron en ambas guerras.
Las herramientas ejemplares utilizadas en ésta nueva dinámica fueron los libros de texto, los que contenían en sus capítulos mensajes e información alusiva a la doctrina marxista.
 Los libros de Texto dejaron de centrarse en la clase media urbana para retratar la vida de las familias campesinas y de la clase trabajadora. La música y las artes plásticas captaban una historia popular de lucha y reflejaban la cultura de la vida cotidiana. Los corridos que relataban el heroísmo de Zapata y los dramas de los obreros en huelga se difundieron entre los maestros y se hicieron presentes en los festivales patrióticos, al igual que numerosas danzas indígenas y folclóricas.
Tal aportación especifica la manera de difundir que se le otorgó a la educación en México manejando aspectos cotidianos. Las clases populares también tuvieron su visión del aprender, una que no era con libros y ciencias, sino de movimientos sociales a través de la música. La educación socialista agregó tales aspectos de folclor a las clases de primaria; asunto que en los planes de estudio posteriores desaparecería.
El mecanismo utilizado en el cardenismo, retomó la promoción de sentimientos socialistas como la fraternidad, el patriotismo, el amor, el optimismo y la igualdad. Mismos que se hicieron presente tanto en la sociedad como en la educación. Por otro lado las materias de historia y valores reunieron numerosos temas afines a la estabilidad social, la economía; sin olvidar la incorporación de las clases populares al pasado mexicano. Representado en un principio con el caudillo del sur, Emiliano Zapata, pero con igual importancia se agregaron a esta lista las víctimas de Tomóchic, Cananea y Río Blanco.
El peso de la clase popular en los planes de estudio fue sinónimo de motivación al incorporar a los numerosos grupos que anteriormente eran relegados no sólo de su labor económica, sino de su pasado también. Los obreros, campesinos e indígenas fueron tomados en cuenta para formular un nuevo sistema educativo. Las propuestas fueron prometedoras pero la realidad social era otra; ya que no todos en el país se encontraban conformes con la propuesta educativa de Cárdenas.
Los primeros opositores fueron los mismos a los que se enfrentó Vasconcelos y Calles en su momento. El laicismo persistente se intensifico en mayor medida durante el cardenismo. La iglesia católica mexicana no toleraría otra doctrina que la desplazara de una herramienta tan sofisticada como lo es la educación. Ya sea por medio de la persuasión de los padres de familia, intelectuales o círculos de derecha, el clero no perdería su prestigio ante nada.
La elite nacional y las potencias extranjeras no permitieron la entrada de una potencia socialista americana, ya que se encontraron en juego sus intereses monetarios en México. Al final, el camino del socialismo mexicano significó mucho, tuvo propuestas interesantes, abrió nuevos panoramas teóricos que aportaron tendencias educativas entre el gobierno y el proletariado. Pero la lucha incansable por evitar el gobierno de izquierda en el poder generó constantes tumultos dentro de la sociedad. Al final el socialismo educativo en México fue desplazado como sus predecesores[2].






[1] http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena%2063/Colmenario/EMON.html
[2] http://impulsoinformativo.net/2013/05/30/lazaro-cardenas-y-la-educacion-socialista-en-mexico-1934-1940/


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